lunes, 21 de abril de 2008

LA ÚLTIMA CENA

Estábamos en un hospital buscando algún caminito de Monet en ese Guernica que de nuevo era nuestra relación. Una profunda crisis estaba a punto de caramelo. El módem de mi 486 nos guiaba al mundo original de la época verde de Ava Gardner. Recitábamos “a grito pelado” los versos de Vladimir que estaba exactamente igual que ahora. Tach llegaba a casa de la mano de Ana que todavía no fumaba, y atrás venía Julián casi en pedo. Recuerdo que una noche arrabalera hizo una masa, Ava trajo un vino que por supuesto, tratamos de alejar de las manos de Julián. Semejantes contertulios en la mesa arrojaban una visión como de última cena. Para que no se enoje Vladimir digamos que era Jesús, yo era Leonardo y lo dejo pintado como el primer hombre en la luna. Señalo coincidencias que develarán claves secretas existentes detrás del nombre de las mujeres: tales nombres empiezan y terminan con vocal “a”, siendo los tres artificiales o Nick-names. Usando materiales más flexibles puedo hacer una escultura de la órbita que hacía Ana en el Columbia tomando fotografías de Ava y arrabalera, esa temporada estaban sobre el lado oscuro. Recuerdo que ese año nos dedicamos al consumo de frutas y verduras. Pero si dijera toda la verdad tendría que hacer referencia de alguna manera, a esa noche en que fuimos ganados por el demonio, y con los treinta siclos compramos la sangre de la alianza y comimos pan de carne antes de escuchar el canto del gallo.