viernes, 2 de mayo de 2008

IRREVERSIBLE

Cuando me levanté el cuarto estaba desordenado, traté de poner las cosas en su lugar pero me costaba encontrarlo. Me metí sin querer en el baño y aproveché para hacer una meadita, estuve jugando con un bollo de papel que había flotando. Mientras tiraba de la cadena mi memoria se aferraba a nuestras tardes al sol hojeando una agenda de poses eróticas. Fui a la cocina y me preparé un té, cuando el agua hirvió te imaginé dentro de la nube de vapor. El pitido me recordó el momento que susurraste “hijo de puta”, mientras me reía de una exótica posición que nos tenía maniatados. Esa noche volvimos del bar de la mano. Estaba mirando los posillos, pensaba en la cucharita y el humo cuando te acerqué la boca. Vos me hablabas como diciendo “de esta agua he de beber”, mientras un elefante que tenía a mi espalda se movía empujándome hacia adelante. En algún momento la cerveza nos empezó a hacer efecto. Habíamos pedido unos chivitos. Estabas muy linda con esa pollera negra y cinco quilos que francamente no te conocía. Te pedí que entraras. El delineador te perforaba los ojos. Salí a recibirte con un saco azul. Había estado todo el día escribiendo una carta, hasta que me llamaste por teléfono.